De todas las expresiones de arte, la que más me apasionaba, ya desde antaño, fue la pintura. (Cambó, Memorias, 1981)
Me propuse buscar, en cada una de las escuelas que no tienen representación en España, una obra del más grande de los maestros, si fuera posible; si no, del que le siguiera en importancia, y a la realización de esta obra he dedicado una parte considerabilísima de mí fortuna […]. (Cambó, Discursos parlamentaris (1907-1935), 1991)
Tal y como confiesa en sus Memorias, Francesc Cambó se tomó la creación de su colección de arte como un placer, sí, pero también como un deber. En el discurso que pronunció el 6 de diciembre de 1935 en las Cortes españolas describe el lugar preeminente que esta labor ocupó en la esfera de sus proyectos culturales:
[…] Hoy nos encontramos con que, por distintas circunstancias, en España somos varios, yo uno de ellos, los que nos dedicamos a completar el patrimonio artístico español y a adquirir en el extranjero obras de arte de considerable valor. Yo os digo que no soy el único que realiza esta labor; pero en cuanto a mí, puedo manifestaros que desde el tiempo en que más el azar de las circunstancias que mis propios méritos puso en mis manos una fortuna de alguna consideración, yo creí que tenía que repartirla en vida y que tenía que repartirla, principalmente, en atenciones culturales, y una de las preocupaciones mayores de mi espíritu fue la de conseguir para España un complemento a lo que es en pintura la colección formidable del Museo del Prado […].
El de Cambó fue, en palabras del historiador del arte Francesc Fontbona, un tipo de coleccionismo que “miraba ambiciosamente hacia fuera y hacia los grandes clásicos del pasado” y que “no ha tenido continuadores en Cataluña. La herencia de Cambó en este campo queda vacante” (Fontbona, El món de Cambó. Permanència i canvi en el seu 125è Aniversari, 2001).
El mecenas se hizo asesorar por Joaquim Folch i Torres, director del Museu d’Art de Catalunya, cuando inició su colección en 1925, así como por expertos de renombre internacional: marchantes y anticuarios como David Weil, Bernard Berenson, Georges Wildestein y Herbert Weissberger, entre otros.
Como es bien sabido, tras una serie de innumerables vicisitudes (véase la historia al respecto en el artículo “Origen y vicisitudes de la col·lección Cambó”, las obras que Cambó fue reuniendo con vistas al enriquecimiento del patrimonio artístico del país fueron a parar al Museu Nacional d’Art de Catalunya y al Museo del Prado.
El legado Cambó en el Museu Nacional d’Art de Catalunya
http://www.museunacional.cat/es/coleccion/legado-cambo
La colección Cambó en el Museo del Prado
Artículo sobre Francesc Cambó y su donación:
https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/cambo-batlle-francisco-de-asis/79ed2266-dae1-4492-a1fd-1ae29ff43700
Nota sobre la exposición de 1990 “Colección Cambó”:
https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/coleccion-cambo/6ccbed4b-36f7-4fbb-92ee-cf9eef83e5da
Referencia del catálogo de la exposición “Colección Cambó” (accesible, por completo, en formato PDF):
https://www.museodelprado.es/aprende/biblioteca/biblioteca-digital/fondo/coleccion-cambo/45e6fe2a-54a8-4ee7-8b00-633e279fb3aa
También cabe mencionar que Cambó regaló una obra del siglo XIV al Museo Cantonal de Bellas Artes de Lausana, El nacimiento de la Virgen, de Francesco da Rimini. Fue un gesto de agradecimiento porque el Museo suizo había acogido parte de la colección Cambó durante la Guerra.
En el web del Museo se puede contemplar una imagen de la obra, acompañada de una breve explicación.
Por otra parte, en 1940, Cambó regaló un retablo a la congregación de los capuchinos de Sarrià, que durante muchos años había sido no solo la sede de la curia provincial, sino también un reconocido centro de irradiación intelectual frecuentado por ilustres novecentistas. Se trata de una obra en forma de media luna, Cristo bendiciendo entre dos ángeles, atribuido entonces a Fiorenzo di Lorenzo o a la Escuela de Perugino (Guardans Vallès 1997). Así lo prometió al padre Josep de Besalú. El cardenal Gomà actuó de intermediario, dado que el cuadro llegaba de Italia y Cambó ya se encontraba al otro lado del Atlántico. En una carta del 17 de mayo de 1940, el padre Josep de Besalú agradece a Cambó su gesto:
Tengo la satisfacción de comunicarle que hoy me ha sido entregado el valioso cuadro que ha tenido la generosidad de regalarnos para la iglesia de Sarriá. (Archivo dels Caputxins de Sarrià)
Referencias bibliográficas
Cambó 1987: Francesc Cambó, Memorias, Madrid: Alianza Editorial. Ed. catalana: Memòries, Barcelona: Alpha, 1981.
Cambó 1991: Francesc Cambó, “En defensa del tresor artístic nacional”, en Discursos parlamentaris (1907-1935), Barcelona: Alpha, 1991, p. 899-903.
Fontbona 2001: Francesc Fontbona, “El mecenatge en la dinàmica cultural”, en El món de Cambó. Permanència i canvi en el seu 125è Aniversari, Barcelona: Alpha, 2001, p. 125-139.
Guardans Vallès 1997: Ramon Guardans Vallès, “L’origen i les vicissituds de la Col·lecció Cambó”, dins el catàleg La col·lecció Cambó del Museu Nacional d’Art de Catalunya, Barcelona: MNAC, 1997. Tiene versión electrónica.
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