Las múltiples iniciativas editoriales que emprendió Francesc Cambó forman parte de un proyecto de una gran ambición y de un amplísimo alcance. El propio mecenas explica que la primera, la Fundació Bernat Metge (FBM), la concibió “antes que viniera la Dictadura [de Primo de Rivera, 1923-1930], y la publicación de sus primeros volúmenes se inició con anterioridad al golpe de Estado […]”. Y aclara la ambición del plan global:
Desde mucho antes de tener fortuna, abrigaba la ilusión de que la lengua catalana rejuvenecida encontrara su cristalización por un largo tiempo en la versión de la Biblia y de los clásicos griegos y latinos, hecha con el máximo cuidado y subordinando el espíritu comercial al patriótico y cultural […]. (Cambó, Memorias, 1987)
Esta ilusión acabó engendrando la FBM y la Fundació Bíblica Catalana. La primera es la empresa literaria iniciada por Cambó que ha perdurado más en el tiempo, desde 1922 hasta la actualidad. Y la más valiosa. Ha sido definida como “el elemento más destacado de Francesc Cambó para dotar al país de lo que le había sido negado, […] elemento capital en la reconstrucción de una cultura” (Mayer, El món de Cambó. Permanència i canvi en el seu 125è Aniversari, 2001).
El objetivo de la célebre Col·lecció dels Clàssics Grecs i Llatins en edición bilingüe y acompañada de una breve anotación crítica e histórico-literaria, debía, en palabras de su primer director, Joan Estelrich:
[…] suscitar en Cataluña un novel humanismo intuitivo y creador —no el humanismo mediocre, de filólogos pedantes, que no sabe reencontrar la vida en las grandes obras eternas—. Nuestro programa aspira, además, a suscitar el interés de todos. La adhesión, únicamente, de una élite poco numerosa no sabría satisfacernos, ya que no queremos crear simplemente un lujo de vanidad nacional ni una cultura artificial del patriotismo. (Estelrich, Fundació Bernat Metge. Una col·lecció catalana dels clàssics grecs i llatins, 1922)
En este programa de reconstrucción cultural, el aspecto lingüístico era fundamental. Para Carles Riba, uno de los principales factótums de la Fundació, la intención y el sentido de la empresa debían ser “actuar sobre una lengua en restauración, sobre un espíritu en recuperación. Hacer, en suma, del principio clásico antiguo algo íntimamente operante, en tanto que reconfigurado y expresado en la lengua del sentimiento y del pensamiento catalán […]” (Riba, “La Fundació Bernat Metge”, 1937).
La excelente acogida que tuvieron estas publicaciones entre la crítica y los lectores permitió que Cambó las calificara de “éxito clamoroso”. Y ese prestigio cultural —que todavía perdura— se tradujo en una notable repercusión social durante su primera época. Las páginas de sociedad de la prensa se hacían eco, por ejemplo, de las cenas anuales de la Fundació en el hotel Ritz de Barcelona. Como las de la revista D’Ací d’Allà, desde la que se afirmaba que “la cena de la Fundació Bernat Metge se ha convertido en la ocasión para una especie de recuento de las actividades intelectuales de Cataluña. Bajo la presidencia de Francesc Cambó, que en su mecenazgo ha evidenciado tanta inteligencia como generosidad, se repasa la tarea cumplida y se planean las futuras empresas” (D’Ací d’Allà 1929).
La FBM fue, por lo tanto, además de la semilla del sello editorial bajo el que acabaron cobijándose muchas otras colecciones y publicaciones hasta más allá de la muerte de Cambó, un destacado centro de formación cultural, tal y como describe Carles Riba: “[…] en torno a la FBM, como primer núcleo, se fue constituyendo la editorial Alpha, que organizó el trabajo de nuestros humanistas y su difusión industrial y comercialmente, si fuera lícito hablar en términos tales de una empresa deficitaria por generoso principio” (Riba 1937).
Es tradicional hablar de tres etapas de la FBM. En la primera, desde sus inicios hasta 1936, es de consenso situar su momento álgido: “En el año treinta y seis, la Fundació había alcanzado en Cataluña un prestigio casi mítico; y empezaba a obtener una cierta repercusión en el exterior, en unos términos que ya no se recuperarían nunca más” (Pòrtulas 2010). La segunda, de 1936 a 1959, se vincula “de un modo indisoluble al magisterio, señero y dominante, de Carles Riba” (Pòrtulas 2010). Y la tercera, de 1959 a 2007, se caracteriza por la continuidad a través de un consejo directivo del que fue secretario general Ramon Guardans, yerno de Cambó. Actualmente quizás podríamos añadir dos etapas más: la cuarta (cuyo origen ya apuntó Pòrtulas en el 2010), del 2007 al 2017, es decir desde la muerte de Ramon Guardans al momento en que la colección dejó de ser una fundación sin ánimo de lucro para pasar a manos del grupo empresarial Som; y la quinta, del 2017 a la actualidad.
De la historia, la relevancia y los frutos de la FBM puede encontrar más información en el apartado “Col·lección Bernat Metge” de esta misma web y en la bibliografía y el cuadro cronológico del final del texto. El opúsculo histórico Fundació Bernat Metge. Una col·lecció catalana dels clàssics grecs i llatins, donde Joan Estelrich describía, en el año 1922, la orientación, el plan y la realización de la flamante colección, tiene versión electrónica.
La ya citada Fundació Bíblica Catalana (FBC) tiene su origen en la Fundació Sant Damas —bautizada así en honor al Papa del siglo IV, san Dámaso, que protegió a san Jerónimo, traductor de la Biblia al latín— y más adelante se incorporó a la editorial Alpha. Su objetivo final, en palabras de su primer director, el capuchino Miquel d’Esplugues, debía ser “elevar un monumento a la lengua a través de la Biblia” (Esplugues, La sagrada Bíblia, 1928). La versión completa de la Biblia, traducida del griego y del latín, la debían componer 15 volúmenes. En 1936 se habían publicado 13, y no fue hasta después de la guerra, en 1948, cuando apareció el último, el Cantar de los cantares, en versión de Carles Riba.
Cabe mencionar un caso especial en la primera etapa de las ediciones de la FBC, el de la edición de su primer volumen. Cambó, según explica en sus Memorias, quedó fascinado por el padre Marie-Joseph Lagrange cuando lo conoció en Jerusalén y decidió concederle uno de sus mayores deseos: la publicación de una sinopsis de los cuatro evangelios en griego para la que el teólogo dominico, fundador de la Escuela Bíblica de Jerusalén, no encontraba editor. Así, tal y como acordaron, Alpha publicó Synopsis evangelica / textum graecum quattuor evangeliorum del padre M. J. Lagrange y C. Lavergne, en el año 1926; y en la primavera de 1927, su versión catalana: la Sinopsi evangèlica (Text grec i versió catalana), traducida por Lluís Carreras y Josep Maria Llovera.
Otras publicaciones, como los tres volúmenes de la Biblioteca Hebraico-Catalana, iniciada “con el propósito de traducir al catalán las más selectas producciones de los judíos de nuestra tierra” (Cambó 1981) tuvieron bastante menos repercusión que las primeras. Sin embargo, la falta de éxito comercial no desanimó a Cambó, quien también impulsó la traducción de las obras de los Padres de la Iglesia a fin de tener una patrística catalana, tal y como atestiguan los volúmenes de la serie de autores cristianos de la FBM. Así, una vez cumplido el objetivo fundamental de publicar la Biblia (reeditada y reescrita en un solo volumen en 1968), Alpha continuó editando obras relacionadas con los estudios bíblicos hasta el 2005.
La historia de estas colecciones la puede terminar de leer en el apartado “Fundació Bíblica Catalana” de esta misma web y en la entrada correspondiente del Diccionari de la traducció catalana.
Otra de las colecciones emblemáticas de Alpha lleva el nombre de Clàssics de Tots els Temps. El embrión de la colección es el encargo que Cambó hizo a Josep Maria de Sagarra en el año 1938 de terminar su traducción de la Divina Comedia. Esta obra en tres volúmenes, el primero de los cuales no vio la luz hasta 1950, formó parte de una colección de traducciones ejemplares, interrumpida por la guerra y reanudada en el año 2011.
Puede ampliar la información sobre la colección en el apartado “Colección Clàssics de Tots els Temps” de esta misma web.
De acuerdo con su plan general de política cultural, Cambó también quiso impulsar obras de referencia en los ámbitos del arte, la historia política y la historia literaria de Cataluña.
En cuanto al primero, el historiador del arte Francesc Fontbona llama la atención sobre “una empresa muy ligada al coleccionismo de arte y que, en cambio, suele pasar mucho más desapercibida: la creación de una colección de estudios de conjunto, amplios y sólidamente ilustrados, entonces infrecuentes, sobre historia del arte catalán […]” (Fontbona 2001). Se trata de la colección Monumenta Cataloniae (Materials per a la història de l’art a Catalunya), un repertorio gráfico e histórico-crítico de monumentos del arte catalán en 13 volúmenes, publicados de 1932 a 1966.
Los Monumenta tuvieron como autores a algunos de los especialistas en arte y arqueología más prestigiosos de la época, como Josep Puig i Cadafalch, Agustí Duran i Sanpere, Josep Gudiol Ricart, Josep Pijoan, Marçal Olivar, Joaquim Folch i Torres, Cèsar Martinell y Manuel Trens. Muchos de ellos también formaban parte de la Sección Histórico-Arqueológica del Institut d’Estudis Catalans (IEC), de forma análoga a como sucedía con bastantes colaboradores de la FBM, que pertenecían a la Sección Filológica de la misma institución. Este hecho, condicionado por las dificultades de llevar a cabo una política cultural coherente desde las instituciones públicas durante la Dictadura, permite hablar de la “tarea complementaria y sustitutiva importante” de los Monumenta, dado que intentaban “cubrir lo que el IEC se esforzaba por conseguir y con la colaboración de sus miembros más relevantes” (Mayer 2001).
La relación de Cambó con estas personalidades fue cordial y, a menudo, incluso de amistad, como en el caso de Puig i Cadafalch y Pijoan. Muchos de ellos fueron también invitados a impartir conferencias en la Fundació Cambó de la Sorbona (sobre la que encontrará más información en el apartado “Otras obras de mecenazgo” de esta misma web).
En el célebre (y accidentado) IV volumen de los Monumenta, publicado en el año 1939, Josep Pijoan describe, con su vivacidad característica, el grado de implicación de Cambó en las obras que encargaba:
Quiero manifestar, a los cuatro vientos, el agradecimiento que siento porque, con sus recursos y constante interés, hemos podido llevar a buen fin la publicación de este libro. La ayuda material que le ha concedido no sería necesario ni mencionarla; el libro la revela sobradamente. En cambio, lo que no se sabría, si yo no lo comentara, es lo mucho que usted ha ayudado a su publicación con su fiel entusiasmo. Viviendo ya alejado de España y con el resto de distracciones que propicia el Nuevo Mundo, a menudo me habría desviado de mi tarea si usted, con tenacidad patriótica, no me hubiera obligado a trabajar en ella. Por eso quisiera que este libro no fuera considerado una pura obra mía, sino que fuera para todos el libro de Cambó, de las Pinturas Murales Románicas, llevado a cabo por Pijoan desde el exilio […].
La Etnologia de la Península Ibèrica fue otro proyecto, desgraciadamente interrumpido, en esta línea de política cultural. Cambó comenta al respecto, entre enorgullecido y decepcionado, en sus Memorias:
De acuerdo con Pere Bosch i Gimpera y a base de la colaboración de algunos de sus discípulos, se preparó la publicación de una obra monumental sobre el arte ibérico. Se enviaron misiones a toda España para levantar planos de ciudades y hacer fotografías de los hallazgos. (Cambó, Memorias, 1987)
Únicamente se publicó el primer volumen de la colección, en 1932. Este debía ser la introducción del corpus “monumental” y debía ir seguido de un atlas, que parece que se confeccionó pero no se llegó a editar. Bosch i Gimpera, fundador de la Escuela Catalana de Prehistoria, consagró a la obra quince años de trabajo y la acogida del volumen publicado fue notable: se agotaron los ejemplares de la primera edición y la crítica fue muy favorable, hasta el punto de que se convirtió en un referente sobre la prehistoria de la península ibérica. Jaume Vicens Vives publicó una reseña muy elogiosa en la revista Estudis Universitaris Catalans: afirmaba que era el punto de llegada y de partida de la investigación prehistórica, dado que era una síntesis de lo conocido y, al mismo tiempo, la base para llevar a cabo futuros estudios (Gracia, Pere Bosch Gimpera. Universidad, política, exilio, 2011).
En cuanto a la historia política y la literaria, Cambó sufragó el trabajo de Ferran Soldevila, Manuel de Montoliu y Jaume Massó i Torrents. La obra de los tres se publicó (y reeditó), también, en la editorial Alpha.
Soldevila publicó, entre los años 1934 y 1935, su famosa Història de Catalunya, en tres volúmenes. En el primero hizo constar su agradecimiento a “Francesc Cambó, que tuvo la iniciativa de esta obra, me honró encargándomela, ha hecho materialmente posibles su redacción y su publicación, y cuyo vívido interés por seguir sus etapas no ha sido el menor de los estímulos que he recibido”.
Montoliu publicó la colección en ocho volúmenes Les Grans Personalitats de la Literatura Catalana (que incluye producciones literarias desde los trovadores hasta la Renaixença). La primera obra de la colección se publicó diez años después de la muerte del mecenas y lleva, por dedicatoria:
A la venerada memoria de mi inolvidable amigo Francesc Cambó, inspirador de esta obra.
Massó i Torrents publicó el Repertori de l’Antiga Literatura Catalana. Estaba proyectado en tres volúmenes, dos de poesía y uno de prosa, pero solo apareció el primero, en 1932, editado por el IEC. En palabras de Albert Balcells, se trata de “una guía completísima de la literatura catalana medieval hasta principios del siglo XIV, […] que sigue siendo consultada por los estudiosos” (Balcells, Jaume Massó i Torrents i la modernitat, 1863-1943, 2013). En la dedicatoria, Massó hizo constar:
A Francesc Cambó, impulsor de alta cultura, dedica esta obra en testimonio de antigua amistad y de gratitud por haberla acogido bajo su patronazgo en años de prueba para el Institut d’Estudis Catalans, J. M. T.
A raíz de esta obra, en una carta del 10 de enero de 1933, el presidente de la Sección Histórico-Arqueológica transmitió a Cambó que la institución había acordado “manifestarle el reconocimiento que el Institut siente por la nueva prueba de afecto que usted ha demostrado por nuestra corporación. […] Su generosidad […] es una prueba de su mecenazgo puesto al servicio de la cultura de Cataluña”.
Cabe recordar que estos reconocimientos aluden, como ya se ha apuntado más arriba, a que el IEC pudo continuar sus actividades durante los “años de prueba” de la dictadura de Primo de Rivera —es decir, cuando la Diputación, una vez desmantelada la Mancomunitat, le retiró las subvenciones— gracias a la ayuda de varios mecenas, entre los que destacan Francesc Cambó y Rafael Patxot.
La relación con el IEC, sin embargo, venía de antes. Durante la época en que se fue configurando el fondo de la Biblioteca de Catalunya, alojada por la citada institución, Cambó hizo donaciones puntuales, como el Dictionarium seu Thesaurus Catalano-latinus verborum ac phrasium, de Pere Torra, y el Ambrosii Calepini Dictionarium, en 1914. Un gesto que repitió en alguna otra ocasión, como en abril de 1936, cuando el IEC le agradeció “su espléndida donación de la obra monumental Description de l’Égypte, llevada a cabo por mandato de Napoleón Bonaparte”, que “[…] servirá a los estudiosos y perpetuará su generoso mecenazgo”.
Finalmente, cabe mencionar la participación de Cambó en el Diccionari general de la llengua catalana de Pompeu Fabra, editado en volumen único por el IEC en 1932 y que fue el principal diccionario de referencia, el normativo, durante 63 años. Al final del prólogo de esta edición, Fabra manifiesta:
No queremos terminar estas líneas de presentación del Diccionario sin hacer constar que no habríamos podido terminarlo en el tiempo en que lo hicimos —seis años— si no hubiera sido por la ayuda que el señor Francesc Cambó prestó a la iniciativa de la Sección Filológica, ayuda que nos permitió dedicarnos de lleno a la tarea que nos había sido encomendada. No podemos menos que expresar, aquí, al señor Cambó nuestra gratitud y la de todos nuestros colegas […].
Al final del año 1931, La Revista de Catalunya atravesaba un mal momento económico. Cambó, junto con otras personalidades, contribuyó a apuntalarla participando en una cuarta parte del déficit de la publicación. En una carta a Ferran Soldevila del 15 de enero de 1932 afirma:
Si ellos participaran en el déficit como el Sr. Soliguer y yo, no es preciso que me asocien a mí a la propiedad, ya que, estando en manos catalanistas, yo me doy por satisfecho. (Fons Ferran Soldevila, Arxiu Nacional de Catalunya)
También fuera de las actividades de Alpha, Cambó pagó la edición del libro L’Asie mineure en ruines (París: Librairie Plon, 1925), de Sadurní Ximénez Enrich. El autor de esta obra fue un fascinante personaje que había ejercido de guía de Cambó en dos de sus viajes, uno por las costas griegas y Asia Menor, en el verano de 1923, y otro por Egipto y Tierra Santa, en 1925. Josep Pla le dedicó una semblanza en su serie Homenots.
Precisamente Pla es otro gran escritor que Cambó supo captar para sus proyectos culturales. Parece que el mecenas le encargó la polémica biografía política Cambó. Materials per a una història d’aquests últims anys, publicada en tres volúmenes en los años 1928, 1929 y 1930, y reeditada, con modificaciones del autor, como un epílogo, en 1973.
Cambó también financió iniciativas relacionadas con la difusión de la literatura catalana de cara al exterior.
En 1927 contribuyó a financiar una Exposición del Libro Catalán en la Biblioteca Nacional de Madrid, que dirigió Joan Estelrich y que contó con un patronato formado por intelectuales de renombre, como Ortega y Gasset, Marañón, Menéndez Pidal, Azorín, Américo Castro, Gómez de la Serna, Jiménez de Asúa, Sainz Rodríguez y Ossorio, y con una secretaría organizadora en la que se encontraban Jordi Rubió, Tomàs Garcés, Rafael Vehils, Joan Givanel y Antoni López Llausàs. También promovieron la exposición el duque de Alba, el duque de Maura y los editores de La Gaceta Literaria Ramiro Ledesma Ramos y Ernesto Giménez Caballero, una revista que fue, parcialmente, patrocinada por Cambó. La exposición, que reunió seis mil libros e incluyó varios actos, como un ciclo de conferencias sobre cultura catalana, tuvo bastante éxito (Riquer, Actes de les jornades d’estudi sobre Joan Estelrich, 2010).
Desde Francia, y de forma encubierta, sufragó la revista Le Courrier Catalan, editada por la Société pour l’Encouragement de la Culture Catalane y dirigida por Alfons Maseras en París, desde 1924 hasta 1927.
En el año 1929, con la colaboración de Joan Estelrich, patrocinó la Revue de Catalogne: Revue International des Lettres, des Sciences et des Arts con el objetivo de difundir el estado de la cultura catalana en todos los ámbitos. Editada desde Marsella, la dirigió el catalanófilo Pierre Rouquette; de los diez números anuales proyectados solo se publicaron cinco, de marzo a agosto, el primer año.
Más adelante, la Oficina de Propaganda y Prensa de París, dirigida también por Joan Estelrich y financiada por Cambó, preparó y difundió varias obras, además del Boletín de Información Española y el Bulletin d’Information Espagnole, de aparición mensual, y la revista Occident, quincenal. De estos libros se distribuyeron gratuitamente 34.700 ejemplares durante los años de la guerra. Se enumeran todos en Massot 1998.
Entre estos, cabe destacar la publicación, proyectada originariamente ya en 1936, en tres fascículos, El terror roig a Catalunya. Intervinieron en la obra Joan Estelrich, Agustí Calvet, Octavi Saltor, Vicenç Solé de Sojo y Joaquim Reig. El primer volumen apareció en 1937 con el título La persecución religiosa en España (París: Librairie Plon), sin firma. Se tradujo a numerosas lenguas y el primer borrador lo redactó el padre Antoni Ramon i Arrufat, traductor de la FBM y director de Publicacions de l’Abadia de Montserrat. A modo de prefacio figura el poema de Paul Claudel Aux Martyrs de l’Espagne.
También son relevantes las siguientes obras: Revolución y tradición, de Ramon d’Abadal i de Vinyals, en colaboración con Joan B. Solervicens, “que acabó en una edición privada —y casi clandestina— de unos cuantos ejemplares en castellano y otros tantos en francés” (Massot 1998). La traducción al castellano es obra de Agustí Calvet, y al francés, de Francis de Miomandre. Y el libro Grandeza cristiana de España: notas sobre la persecución religiosa (Toulouse: Les Frères Douladoure, 1938), del padre Lluís Carreras, que se tradujo al inglés como The Glory of Martyred in Spain.
Finalmente, Cambó entregó un donativo a la revista Quaderns de l’Exili que sus editores destinaron a publicar, en México, en 1947, Poesies de Màrius Torres, tal y como se atestigua en el colofón de la obra, donde se habla de “un donativo póstumo de Francesc Cambó, que habrá ejercido una vez más su mecenazgo”.
Cronología de la Col·lecció Bernat Metge
Cambó confiesa a Josep Maria de Sagarra su deseo de llevar a cabo “algo importante en relación con los clásicos”.
Cambó anuncia la creación de la Col·lecció dels Clàssics Grecs i Llatins de la Fundació Bernat Metge. Joan Estelrich es nombrado director de la FBM.
Se publica el primer volumen de la colección, el poema filosófico De la naturaleza de las cosas, de Lucrecio, traducido por Joaquim Balcells. A partir de ese momento se publican regularmente varios volúmenes al año.
Se publica la traducción completa de las tragedias de Esquilo, a cargo de Carles Riba.
Se publica el último volumen antes del final de la Guerra Civil, Sobre los deberes de Cicerón, en traducción de Eduard Valentí.
Se publica el primer volumen tras la guerra, las vidas de Alejandro y César de Plutarco. El traductor era Carles Riba, pero su nombre no consta en la obra, ya que el régimen lo había represaliado.
Se retoma la publicación regular de la Bernat Metge, sin permiso específico de la censura.
Muere Francesc Cambó. Su hija Helena y Ramon Guardans, esposo de Helena, siguen financiando la colección.
Se publican todas las tragedias de Sófocles en la traducción de Carles Riba.
Muere Joan Estelrich, director de la Bernat Metge. Carles Riba pasa a ser el nuevo director de la Fundació.
Muere Carles Riba. La dirección de la colección pasa a un consejo de dirección del que forman parte, entre otros, Miquel Dolç y Josep Vergés.
Se publica la Eneida de Virgilio, en traducción de Miquel Dolç.
Ramon Guardans y Helena Cambó crean el Institut Cambó, la fundación que gestionará y dará continuidad a la Col·lecció Bernat Metge en adelante.
Muere Ramon Guardans. Su viuda, Helena Cambó, pasa a ocupar la presidencia del Institut Cambó. Su hijo, Francesc Guardans, es nombrado vicepresidente ejecutivo.
Una colección de cincuenta volúmenes facsímiles de la Bernat Metge se distribuye en los quioscos con un gran éxito de público.
Cincuenta volúmenes facsímiles de la Bernat Metge se venden en los quioscos en colaboración con el diario Ara. En el marco de este proyecto, más de mil escuelas catalanas reciben la colección para sus bibliotecas.
El grupo cooperativo Som toma el relevo del Institut Cambó en la gestión de la Bernat Metge, con el objetivo de impulsarla.
Referencias bibliográficas
Balcells 2013: Albert Balcells: Jaume Massó i Torrents i la modernitat, 1863-1943. De L’Avenç a l’Institut d’Estudis Catalans, Barcelona: Institut d’Estudis Catalans, 2013; “Monografies de la Secció Històrico-Arqueològica” XCV.
Cambó 1982a: Francesc Cambó, Meditacions (dietari 1936-1940), Barcelona: Alpha, 1982.
Cambó 1982b: Francesc Cambó, Meditacions (dietari 1941-1946), Barcelona: Alpha, 1982.
Cambó 1987: Francesc Cambó, Memorias, Madrid: Alianza Editorial. Ed. catalana: Memòries, Barcelona: Alpha, 1981.
Estelrich 1922: Joan Estelrich, Fundació Bernat Metge. Una col·lecció catalana dels clàssics grecs i llatins, Barcelona, Editorial Catalana, 1922. Hay versión electrónica.
D’Ací d’Allà 1929: redacción, D’Ací d’Allà. Magazine català, 139, 1929 (julio).
Esplugues 1928: Miquel d’Esplugues, “La Fundació Bíblica Catalana”, en La sagrada Bíblia, vol. 1, Barcelona: Alpha, 1928, p. II.
Fontbona 2001: Francesc Fontbona, “El mecenatge en la dinàmica cultural”, en El món de Cambó. Permanència i canvi en el seu 125è Aniversari, Barcelona: Alpha, 2001, p. 125-139.
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Gracia 2011: Francisco Gracia Alonso, Pere Bosch Gimpera. Universidad, política, exilio, Madrid: Marcial Pons Historia, 2011.
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Mayer 2001: Marc Mayer, “La pervivència dels clàssics com a fonament de la cultura catalana universal”, en El món de Cambó. Permanència i canvi en el seu 125è Aniversari, Barcelona: Alpha, 2001, p. 269-280.
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Riba 1937: Carles Riba, “La Fundació Bernat Metge”, Nova Ibèria, 3/4, s/d (1937). Hay versión electrónica.
Riquer 2010: Borja de Riquer, “Joan Estelrich i Francesc Cambó: les complexes relacions entre intel·lectuals i polítics”, en Actes de les jornades d’estudi sobre Joan Estelrich. Palma-Felanitx 17, 18 y 24 de octubre de 2008, Barcelona: Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Consell de Mallorca, 2010, “Textos i Estudis de Cultura Catalana” 161, p. 107-132.